lunes, 9 de julio de 2012

LOS IDEALES



El joven adolescente se encuentra en dos mundos, la fantasía, que se convierte en idealismo y que se traduce en las ganas de transformar el mundo en algo mejor y la realidad, que se opone al anterior. El adolescente tiene un idealismo hermoso, pero a veces iluso, ingenuo que choca con el realismo. No ha aprendido a renunciar, a ajustar el mundo de lo ideal al limitado y estrecho mundo de lo real; resultando muchas veces una confrontación dolorosa.
El adolescente no puede ignorar que el mundo existe como una realidad en sí.
Siente el agobio de la realidad. Ve una realidad polivalente (con cosas buenas y cosas malas) en la que deberá participar activa y responsablemente, en ocasiones es audaz, aunque también teme al compromiso. Es natural, a esta edad, tener temores e inseguridades. El joven se pregunta: ¿si me equivoco?,
¿y si no valgo? O dice : ¡no quiero ser grande¡. El joven se deberá preparar con la ayuda de los adultos a su alrededor para enfrentar esta doble realidad, es decir, para aprender a manejar esta dicotomía.
Ser solamente idealista es estar en un extremo falso. El que disfraza o niega la realidad se hace una trampa, se causa daño, el joven deberá tomar conciencia de que está empezando a asumir su vida y que las decisiones que tome repercutirán sobre su futuro, deberá saber con qué capacidades cuenta y que limitaciones podrían dificultar el logro de sus metas.
En nuestra vida tenemos ideales que sabemos que están más allá de lo posible.
Otros tienen una posibilidad lejana. No declinar ante el cansancio. El desgano, la flojera, la envidia. Para lograr algo de la vida debemos estudiar, vencer conductas, cultivarnos, prepararnos. Lo que vale es el empeño. Ser capaces de mantener nuestros ideales, pero adaptándonos a la realidad. Luchando, mirando de frente, pero reconociendo el límite.
Es necesario recordar que debemos contar siempre con la asesoría y orientación de una persona adulta con experiencia que puede ser nuestro profesor o algún familiar que nos ilumine en la toma de decisiones. La vida nos espera; estamos llamados a caminar, y no a estancarnos cada uno de nosotros tiene potencialidades que debemos descubrir. Cada uno merece sentirse protagonista cada uno tiene la posibilidad de decir “mañana”, de soñar, de darle un sentido a su vida y de planear que quiere hacer de ella.
La invitación es a luchar por nuestros ideales, a construir un futuro lleno de felicidad y bienestar para nosotros, nuestros familiares y nuestra sociedad.

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